Actualmente en el país, existe un
profundo problema de tráfico ilegal de especies, con escasa participación por
parte de la autoridad competente.
Afortunadamente y
desafortunadamente México tiene una extensa variedad de especies de las
existentes en el globo terráqueo.
Nuestro país alberga un 10% de
las especies del planeta, es el primer lugar en reptiles (50% de ellos
catalogados como endémicos). Es el segundo lugar en mamíferos, el cuarto lugar
en anfibios y decimo lugar en aves, según lo publicado por los órganos en
materia ambiental existentes en la república, así como por el Instituto
Nacional de Ecología.
Decimos afortunadamente porque el
hecho de que residan aquí, habla bien de nuestro territorio, el cual es
propicio para la existencia de vida silvestre. Incluso es un reconocimiento al
tratamiento que el ser humano en este territorio ha dado a las distintas
especies, históricamente. Sin embargo es desafortunado, porque quizá en otra
parte del mundo no tendríamos lugares como en México, donde se trafica con la
vida animal., o por lo menos no sin sanciones ejemplares, ni con la frecuencia
en que se da aquí.
Esto consideramos, es resultado
de la inacción de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa),
órgano desconcentrado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y
de esta última instancia. Durante lo que
va del año la Profepa ha reivindicado su trabajo mediante acciones mediáticas
en contra de establecimientos comerciales cuya identidad es bien conocida. La
autoridad ambiental, sin embargo, falta a los ordenamientos que la originan.
El Reglamento Interior de la
Semarnat en su artículo 45 señala algunas atribuciones, en las cuales la
Profepa es omisa o aplica la ley de manera selectiva. Entre algunas que son
parcialmente cumplidas son las de “Programar, ordenar y realizar visitas u
operativos de inspección, para vigilar y evaluar el cumplimiento de las
disposiciones jurídicas aplicables a la restauración de los recursos naturales,
a la preservación y protección de vida silvestre, quelonios, mamíferos marinos
y especies acuáticas en riesgo”. “Recibir, atender e investigar las denuncias
en las materias competencia de la Procuraduría y, en su caso, realizar las
diligencias necesarias para determinar la existencia de los actos, hechos u
omisiones motivo de denuncia”. “Estimular y fomentar la participación de la
población en la vigilancia y cumplimiento de las disposiciones jurídicas
ambientales, así como brindarle asesoría en asuntos de protección y defensa del
ambiente”.
Lo anterior sirve de preámbulo
para describir lo que actualmente pasa con los mercados públicos y tianguis de
la capital donde prolifera el comercio ilegal de especies. En tianguis como el
de San Felipe, el Mercado Sonora, el de Río Frio, la Morelos, el de Villa del
Rosal en Iztapalapa, el de Pedregal de Santo Domingo en Coyoacán, el tianguis
El Salado ubicado en la Avenida Zaragoza, entre otros, se pueden comprar (o se
han podido comprar), cardenales, pericos atoleros, perros, gatos, tarántulas,
monos araña, titis, aullador, aullador negro, hurones de patas negras, iguanas
negras, gatos montés, loros cabeza amarilla, cenzontle norteño, cuervitos, loros
mejilla amarilla, pericos frente blanca, loros cabeza azul, pericos pecho café,
guacamaya roja, guacamaya verde, pavo real, tucán pecho amarillo, boas,
cocodrilos, serpientes, linces, tortugas, especies varias de ellas en peligro
de extinción y que se mencionan en la NORMA Oficial Mexicana
NOM-059-SEMARNAT-2010.
Para ilustrar lo dicho, en el
mercado negro se pueden encontrar monos araña en precios que van de los 8 mil a
los 30 mil pesos, las tarántulas aunque más “baratas” se adquieren en 100 o 150
pesos, los cardenales en 350 pesos.
Cabe mencionar las condiciones
insalubres en que se encuentran, los maltratos a que están expuestos y los
escasos cuidados. Quien haya ido a alguno de estos lugares podrá notar las
pésimas condiciones en que se encuentran los animales, sin alimento, sin
condiciones de higiene, etc.
Para cerrar la exposición de estos
casos, si un ciudadano pretende hacer una denuncia por internet o por teléfono
se va a encontrar en el primer caso, con que el servidor de la pagina web no
funciona en el link HAZTU DENUNCIA, o con un engorrosa operadora en la cual será más deseable
colgar.
Con estos ejemplos y datos queda
de manifiesta la incapacidad de la Profepa y la Semarnat para cumplir con lo
que la ley les obliga. Esta inacción, en contraste con su constante actuar en
contra de comercios establecidos, puede tratarse de una lamentable “cacería de
brujas” o “cobro de favores” para beneficiar a algún competidor.
En este marco de impunidad
conviene reflexionar en el papel de las autoridades por ahora y su probable
favoritismo. En cuanto a los ciudadanos una palabra es clave: educación y
conciencia ambientales.
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