Togo, uno de los centros del comercio de marfil en África, efectúa
pruebas ADN en los colmillos de elefante incautados para coordinar con
los países donde se caza ilegalmente a estos animales la lucha contra el
tráfico de marfil que amenaza a esta especie.
Las
autoridades togolesas han hecho varias incautaciones desde que varios
países asiáticos las alertaron de que habían detectado importantes
cantidades de marfil procedentes de Lomé.
Entre agosto de 2013
y enero de 2014 se han incautado 4,5 toneladas y detenido a 18
personas, según el ministro de Seguridad y Protección Civil, el coronel
Yark Damehame.
Las incautaciones más importantes se realizaron
el 23 y el 29 de enero en el puerto de Lomé, donde la policía descubrió
3,8 toneladas de marfil en contenedores que iban a zarpar hacia
Vietnam, precisó.
Las autoridades han establecido una nueva técnica para intentar desmantelar las redes de cazadores furtivos, las pruebas de ADN.
"Un
equipo de especialistas locales, apoyado por expertos de la Interpol,
han estado realizando pruebas de ADN en 200 de los colmillos incautados
en 2013 y 2014", explicó a la AFP el comisario de policía Charles
Minpame Bolenga, que dirige la oficina de la Interpol en Lomé.
"Los análisis se realizan en un laboratorio de Washington", añadió.
Según Bolenga, los resultados permitirán a la policía togolesa conocer el origen de los colmillos y la edad de los elefantes.
Las
primeras pruebas han revelado que el cargamento decomisado en 2013
"procedía de elefantes del oeste y el centro de África y que la mayoría
de los elefantes eran muy jóvenes", declaró Bolenga.
"Todavía
estamos esperando los resultados de las pruebas realizadas en los
embargos más grandes que se realizaron en el puerto de Lomé el pasado
enero", añadió.
"Compartiremos la información con todos los
países implicados para que puedan proteger a sus elefantes. Ahora mismo
es la única manera para llevar esta lucha de manera eficaz", subrayó.
Caída de la población de elefantes
En 2013 se incautaron más de 700 kilos de marfil en la tienda de Emile N'Buke, un togolés de 58 años, en Lomé.
Su
juicio está teniendo lugar actualmente en la capital togolesa, junto al
de otros tres presuntos traficantes y el veredicto se conocerá el 11 de
junio.
La convención sobre el comercio internacional de especies en peligro de extinción prohibió en 1989 el comercio del marfil.
Pero
el tráfico continua por la importante demanda que hay en Oriente Medio y
en Asia donde los colmillos de elefante se utilizan para la fabricación
de objetos de decoración pero también en la medicina tradicional.
De
la población de 10 millones de ejemplares que había en 1900, la
población de elefantes cayó en 1990 hasta 1,2 millones y actualmente tan
solo hay unos 500.000, según los defensores del medio ambiente.
Cada
año mueren entre 22 y 25.000 elefantes, una media de 60 al día, y,
según la confederación que vela por ellos, el 20% de los elefantes de
África podría desaparecer en la próxima década si la caza furtiva sigue
al ritmo actual.
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