lunes, 21 de mayo de 2012

La importancia de la vacunación en la sanidad animal



La vacunación ha sido una de las mejores herramientas para el control de enfermedades víricas en la especie humana. Los países desarrollados, mediante la rigurosa aplicación de programas vacunales, han conseguido minimizar la incidencia o incluso erradicar enfermedades altamente prevalentes en la población hace tan solo unos años, como sarampión, rubeola, parotiditis…

Las estrategias para el control de procesos víricos en los animales son similares a las empleadas en humanos, si bien hay un hecho diferencial tremendamente importante que marca el éxito o no de dichas estrategias: mientras que en la especie humana el Estado se ocupa gratuitamente tanto de las campañas informativas como de los costes de vacunación, en la ganadería e incluso en animales de compañía, la intervención estatal es mucho menor, limitándose a aquellas enfermedades que por motivos principalmente de salud pública, requieren planes de erradicación y en cuyo caso la intervención estatal, podría financiar el coste vacunal y lleva siempre un estricto seguimiento de la eficacia del programa. La vacunación frente a la mayoría de enfermedades de los animales es, por tanto, voluntaria, siendo el propietario, asesorado por los servicios veterinarios, quien toma la decisión de vacunar o no y asume el coste vacunal correspondiente.

Las estrategias para el control de procesos víricos en los animales son similares a las empleadas en humanos.

El hecho de que la vacunación sea libre no entraña ningún riesgo para la salud humana, ya que no hablamos de enfermedades transmisibles al hombre, si bien pueden tener un gran interés sanitario en los animales.

El control de enfermedades mediante la aplicación de programas vacunales en los animales está muy establecido, unas veces por razones puramente humanitarias como es el caso de los animales de compañía (perros, gatos, caballos, conejos…) y otras, por razones tanto humanitarias como productivas, como es el caso de la ganadería (vacas, ovejas, cabras, cerdos, aves…). Las principales características relativas al objetivo de la vacunación en estas especies se describe a continuación.
La vacunación en los animales de compañía

El concepto de animal de compañía ha evolucionado mucho en las últimas tres décadas en nuestro país. En muchas ocasiones y, equiparándonos a la idea que sobre el animal de compañía se tiene en el resto de países europeos y en Norteamérica, la mascota ha pasado a formar parte, como uno más, de la familia. Si bien diversas especies exóticas han sido adoptadas en los últimos años como animales de compañía, los principales esfuerzos sanitarios se siguen enfocando prioritariamente en las especies más habituales como animal de compañía: el perro y el gato.

Los protocolos vacunales que se instauran en perros y gatos deben entenderse desde una triple perspectiva: la protección de los propietarios y resto de humanos que conviven con estos animales, el control de los niveles de enfermedad dentro de la población de esa especie, y la salvaguarda de la salud y de la calidad de vida de ese individuo en particular.

El momento más crucial del programa vacunal de un perro o un gato es el periodo postnatal, en el que tanto cachorros como gatitos están expuestos de manera más directa a la acción de microorganismos patógenos y su organismo todavía es muy frágil como para desarrollar una inmunidad espontánea frente a ellos. Es por eso que los protocolos son mucho más intensos durante esta primera etapa de la vida.

Cabe distinguir dos categorías de enfermedades frente a las cuales se vacuna a perros y gatos:

    Las enfermedades “core” o esenciales: son aquellas frente a las que hay una recomendación de vacunar de manera estricta a todos los animales (y en algunos casos, como la rabia, es de vacunación obligatoria en muchas comunidades autónomas en España). Se trata o bien de enfermedades zoonóticas (potencialmente transmisibles al hombre) o bien de enfermedades altamente contagiosas y con alta tasa de mortalidad tanto en perros como en gatos.
    Las enfermedades “non core” o no esenciales: son aquellas frente a las que la recomendación es vacunar si el animal forma parte de un grupo de riesgo concreto. Este tipo de enfermedades pueden no ser altamente mortales, pero produce malestar en las mascotas, y son altamente contagiosas por ejemplo cuando los animales se mantienen, aunque sea transitoriamente, en colectividades (por ejemplo, criaderos, refugios, residencias caninas, concursos caninos, etc). Si se cumplen estas condiciones, conviene proceder a la inmunoprofilaxis.

Para asegurar una adecuada protección de las mascotas frente a estas enfermedades durante toda su vida, es necesario repetir con regularidad las vacunaciones, con un intervalo y una pauta que dependerán del prospecto de la vacuna utilizada y de las recomendaciones del veterinario clínico que esté a cargo del animal. Desde el punto de vista legal, para algunas enfermedades puede exigirse la adecuada cumplimentación de la cartilla de vacunación por parte de un veterinario clínico a lo largo de toda la vida del animal.

La vacunación de las granjas tiene un efecto muy positivo en la reducción del empleo de antibióticos en los animales.

Finalmente hay que recordar que las enfermedades y la legislación relativa a la tenencia de animales de compañía puede ser muy variable en función del país de que se trate. Esto hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de viajar con nuestros perros y gatos al extranjero. Conviene consultar con la embajada e informarse de los requisitos con suficiente antelación, tanto de vacunación como desparasitación (u otros aspectos de salud) que requieren las mascotas en el país de entrada. Los animales deben viajar con una documentación acorde con estos requisitos que, la mayoría de las veces, debe ser revisada y certificada por un veterinario clínico. Estos pasos previos pueden requerir varios días e incluso meses de preparación antes de que proceda al viaje. Si no se realizan convenientemente, puede denegarse la entrada del animal en el país de destino o ser pertinente la realización de un periodo de cuarentena y observación de ese perro o gato.
La vacunación en los animales de renta (ganadería)

La sanidad de los animales es la clave principal para conseguir alimentos sanos y de calidad, principal objetivo de la profesión veterinaria. Es por ello que el control de las enfermedades y el empleo de todas las herramientas disponibles para ello es la labor diaria del veterinario en las explotaciones, contribuyendo también de esta manera a rentabilizar las explotaciones. La vacunación es un arma más de las muchas que se emplean diariamente en las granjas: medidas de bioseguridad para evitar la entrada de patógenos provenientes de otras explotaciones, aplicación de pautas de higiene y manejo de los animales para reducir la diseminación de enfermedades entre los animales de la misma explotación, estricto control de la alimentación, o creación de un ambiente confortable para los animales de la granja.

Vaca

Las vacunas, normalmente dirigidas frente a procesos víricos altamente contagiosos, aunque también existan algunas dirigidas frente a parásitos o bacterias, juegan un papel muy importante en la sanidad de la explotación porque son la base para mantener una explotación estable. Cuando un virus patógeno para esa especie animal entra en una explotación, su implantación dependerá del grado de resistencia que los animales tengan frente a ese virus, pudiendo desencadenar o no un brote infeccioso en los animales, lo que desestabilizaría el rendimiento productivo de la explotación durante un tiempo. Las vacunas pretenden elevar el nivel de resistencia de los animales frente a los patógenos más frecuentes para que cuando el patógeno entre, la infección no progrese.

Se emplean multitud de vacunas: unas dirigidas a reducir procesos morbosos de tipo respiratorio, otras frente a patógenos que alteran la mucosa intestinal y que producen desarreglos intestinales, otras que pretenden controlar patógenos que afectan a la fertilidad u ocasionan mortalidad embrionaria, malformaciones en el feto o abortos. Todos estos procesos producen pérdidas económicas en los animales de producción y frecuentemente les dejan secuelas que les hacen improductivos, y en casos extremos originan la muerte. Las vacunas, por tanto, ayudan en gran medida a reducir la morbilidad y mortalidad en las explotaciones y contribuyen a mejorar el bienestar animal.

Muy frecuentemente, los virus son la puerta de entrada de otros patógenos oportunistas, normalmente bacterias, que en circunstancias normales no son capaces de causar daño pero que tras una infección vírica que debilita y reduce la capacidad defensiva del animal, invaden el organismo causando enfermedad. Estas enfermedades bacterianas tienen que ser siempre tratadas con antibióticos y por ello, la vacunación de las granjas tiene también un efecto muy positivo en la reducción del empleo de antibióticos en los animales.

A tenor de los comentarios expuestos, y siendo consciente de que el grado de implementación de programas vacunales en las explotaciones productivas españolas es muy elevado, todavía pensamos que debería potenciarse todavía más, por ser la mejor manera de elevar el nivel de resistencia general de toda la población minimizando así la diseminación de patógenos. 

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